Llegada la hora, la orden era cargar a toda velocidad por tierra de nadie, llegar hasta el centro del pueblo, neutralizar los temidos cañones que, en espacios cortos eran inútiles, batirse con la infantería y cortar su posible retirada. Un estridente pito inició un rápido despliegue de la experimentada compañía, el nutrido fuego defensivo de los alemanes cobró en los primeros instantes numerosas víctimas, sin embargo las distintas escuadras avanzaron hasta la mitad del extenso campo abierto respondiendo el fuego, la orden era profundizar ese ataque y alejarse del mortal alcance de los ´88. Dike ni siquiera debía alentar a sus hombres a cumplir su parte pues ellos actuaban según el entrenamiento y la previa experiencia de los muchos combates desde el Día D. Un importante número de atacantes y debido al intenso fuego se abrió a una posición lateral alejada de la fuerza principal, el resto avanzaba a pesar de las bajas, según el plan. Sin embargo, ocurrió lo impensado, lo que no estaba previsto.
Tal era el fuego, tal eran los disparos de los defensores, el humo de las explosiones, el ensordecedor ruido de los morteros, los gritos de los hombres que caían heridos, que el Teniente Dike buscó refugio en los enormes fardos de pasto que rodeaban Foy y dudó. Ordenó al instante detener el ataque, replegar a sus tropas que en descampado caían a su alrededor, gritando fuerte y claro ¨Retrocedan!, Replegarse!¨, indicó a sus Segundos que, con una pequeñísima sección, buscaran una fórmula para rodear el pueblo y atacar desde allí, exponiendo a quienes lo hicieran, a una suerte insospechada, pues no sabía ni el número de defensores ni el tamaño de esas fuerzas, mientras sus hombres, en mitad del ataque seguían cayendo. Sus sargentos le pedían, le rogaban que ordenara retomar el ataque, su Operador de Radio le gritaba que cogiera el auricular pues el comando, al otro lado de la línea le exigía avanzar.
En la retaguardia, el Coronel Sink y el jefe del Batallón, Capitán Dick Winters veían pasmados como el ataque detenido, en mitad de la nada hacía que su querida Compañía Easy fuera masacrada por la inacción de Dike. El Capitán Winters en una acción temeraria llama a su Comandante de reserva y le ordena en cosa de segundos, correr hasta la posición de Dike, relevarlo del mando, retomar el ataque y salvar la Compañía Easy de una debacle total. El aguerrido Teniente Spiers ve este caos como la oportunidad de la guerra, la ocasión de aplicar todo su entrenamiento para cumplir la misión y se lanza al medio de la zona de combate sin importarle nada su seguridad personal, llega a pesar de las balas, hasta Dike, relevándolo. Toma el mando, ordena proseguir el avance y no contento con eso corre hasta la misma defensa alemana sorteando todos los mortales obstáculos, traspasa las fuerzas enemigas y contacta a la fuerza secundaria y los guía de vuelta a la batalla. Quienes presenciaron esto dirían: ¨Lo aterrador no fue ver a Spiers llegar hasta las líneas enemigas y traspasarlas, lo increíble fue verlo volver por la misma vía.
Esa tarde La Compañia Easy y el resto del 101 tomaron Foy.
Esta acción de guerra extraída de la serie Band Of Brothers me hace recordar sucesos recientes ocurridos en el sur de Chile. Quita los nombres que aparecen arriba y reemplázalos por otros que has oído recientemente en las noticias.
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